Enero, en Paysandú. Una noche cálida de un verano impiadoso y una sala sobre el asfalto caliente colmada de público que se ve atrapada por la magia del teatro.
Una vez más, los duendes convocados se hicieron presentes y la voz alta y clara de Omar Ostuni plantó bandera con una obra de inquietante actualidad. Una obra compleja, de planos temporales superpuestos, con personajes atemporales. Un enorme desafío para el director y los actores.
El público se enfrenta a un grupo de gente adulta, de conciudadanos que han decidido consagrar horas al arte de la representación. ¡Qué buena apuesta de Teatro Itinerante! Abrazar el arte por placer pero con seriedad y respeto por el público.
Actuaciones parejas, buena creación de personajes, donde destacan algunos cuya magia llega, desde el fondo de los tiempos, intacta al espectador, a través de voces muy bien trabajadas. El viento del realismo mágico sopló por allí y atravesó la barrera del tiempo para mostrar que las utopías no mueren, ayudan a caminar (Galeano dixit). Las utopías planteadas por el dramaturgo y la de un grupo de gente que decide trabajar denodadamente para brindar, en el tórrido verano sanducero, nada menos que un estreno teatral.
Párrafo aparte para un director que resuelve una puesta nada fácil de llevar adelante: sobria, austera casi, respetando las finas líneas de humor – ironía planteadas por la dramaturgia ostuniana y que aportan distensión pero que también promueven la reflexión.
“El anunciador”: una obra para ver y aplaudir.
Profa.Liliám Silvera Massa- Directora Alianza Francesa Paysandú